27 septiembre, 2008

Y otra...

Quisiera que me dijeras cómo pasó, en qué momento decidí dejar de sentir, para convertirme en una observadora pasiva, primero de la vida de los demás, y más tarde de la mía propia.

¿Podrías decirme, exactamente, la milésima de segundo en la que pestañeé y cómo pude hacer aparecer tal fortaleza ante mi? Es que yo ahora solo recuerdo sentirme tan... tan como una tortuga. Nobu. Es así, ¿no? Parecía tan inescrutable y firme, y aún así, sólo te ha hecho falta pronunciar ocho letras para que todo se venga abajo y hacerme abrir los ojos de nuevo a mi realidad. Que pretendo ser fría y distante, cuando lo que quiero es que me abracen, que pretendo ser autosuficiente, cuando lo que necesito es que alguien me bese y me diga esas cosas que tú le dices a ella. Que pretendo hacer como que no pasa nada, cuando lo que necesito es volver a respirar aire, ser yo, gritar ¡a quién le importa!, y abrazar y besar cuanto necesite, aceptar y asumir que amo y quiero ser amada, que me duele, pero que eso solo demuestra que soy capaz.


Y ya sé que esta es una de tantas cosas deprimentes que hay repartidas por el mundo, pero cada uno tiene sus días, y el muro de Berlín sólo se tiró una vez.


Oye... ¿me lo repites otra vez?



Te quiero.

2 comentarios:

AsDePiqas dijo...

Jenny en su versión más pura

Libelle dijo...

-///_///- xDD